jueves, 17 de septiembre de 2015

Me encanta perder el tiempo, sobretodo cuando está atardeciendo... Me gusta el color amarillo del bosque cuando el sol se despide con lavanda. Me encanta perder el tiempo con el verde que da paso a la primavera, ya presente entre las pequeñas flores silvestres.
¿Pero qué decir? También echo de menos perder el tiempo entre viñedos, entre áridas montañas de olor a romero.
Pero ahora me encuentro lejos de esos paisajes llenos de genistas, y me encuentro entre el verde y ocre del norte, lejos del Mediterráneo. Paseando entre árboles inmensos, crujientes, que se balancean con el viento después de soportar un duro invierno. Pero es tan bello perder el tiempo en este lugar. Sin prisas, sin ganas de tenerlas.
Canto para mis adentros canciones alegres en mi lengua, llenas de energía como la luz que ahora baña la arboleda que me rodea. El sol calienta aún, pero el frío viento me roza la piel, ya clarita por el invierno y, claro está, porque hacía un mes y medio que no veía el sol.
¿Cómo os sentiríais si estuvieséis tanto tiempo sin ver el sol y, de repente, aparece y baña todo de colores para abandonar el frío blanco que antes ocupaba su lugar?
No tengo palabras para describirlo. Es inefable. Felicidad es una palabra mediocre para el sentimiento que se tiene al ver las primeras flores de la primavera. Marzo, mes de colores, mes que me concibió.

Mi riqueza reside en mis experiencias. mi tesoro es la familia, y mis sorpresas son las personas que voy conociendo a lo largo de mis viajes, los lugares que me encuentroa lo largo del camino. Mi regalo es el sol saliendo cada mañana y la luna cuando anochece.
Mi nombre es la coleccionista de momentos.

martes, 13 de enero de 2015



Ojalá pudiera tallar la frescura de la ola del mar
y así, poder disfrutar de su olor, eterna sal en la brisa. 
Y quien pudiera oler siempre el despertar del cálido trigo mediterráneo, 
y la luna en la noche apareciese. 
Entonces sembraría la esperanza en tu espalda, y la regaría con mis dulces besos. 
Y tu sonrisa, como el sol, llenase el verde campo de tus ojos e hiciese florecer las amapolas que cubren tu cuerpo.