domingo, 22 de septiembre de 2013

¡Qué caprichosa la luna!
¿Sabes por qué nos mira envidiosa ella?
Nos ve juntos, nos amamos,
Podemos tocarnos, besarnos.
Ella no puede estar con su amado, pues
Él siempre huye de la noche fría,
Y ella del cálido día.
¡Pobrecilla, la luna! Nunca podrá encontrarse con su amante
Y tiene que quedarse allá arriba, maldita, rodeada de luces parpadeantes.
¿Acaso no te da pena, ella?
¡Pobre luna! ¡Qué envidiosa, ella!
Me da lástima, pero le pediría mil escusas
Para poder siempre abrazarte bajo su luz tenue,
Esa luz que simboliza amor, que refleja al dictador del día.

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