- ¿Y si nos olvidamos de todo? ¿Y si hacemos ver que ya el mundo no existe?
- ¿Porqué dices eso? - preguntó él extrañado.
- ¿Y por qué no? ¿A caso tenemos algo que perder? El mundo se ha olvidado de nosotros, ya no nos trata como hijos suyos que somos. No quiere saber nada, nos ha dejado abandonados, y yo no quiero vivir en un lugar donde han dejado de quererme.
- Ya sabes que contigo, no me importaría ir hasta en medio del mar y allí tuviese que vivir para siempre a base de pescado y agua salada. Pero... ¿no crees que es excesivo? - y empezó a acariciarle la cara, tal y como él sabe, con la yema de los dedos pasándolos por la parte lateral izquierda del cuello.
Ella cierra los ojos, para darse un minuto para pensar. No quiere que él gane esta vez.
- No, no lo es. No creo que sea excesivo.- Y le aparta la mano suavemente del cuello y se la coloca en la mejilla. Le mira y él comprende que no es mentira, que realmente quiere desaparecer del mundo.
Entonces ella se coloca sobre su pecho, para poder escuchar su voz más fuerte. Lo necesita siempre que tienen este tipo de conversaciones, le encanta apoyarse en él para poder sentirlo más cercano. Para poder escuchar el calor de su cuerpo.
Bum bum, bum bum. Si, ese sonido le encanta.
- Pero nuestros padres, nuestros amigos... nuestro futuro... No podemos dejarlo todo a medias.- aunque hasta él mismo sabía que se engañaba a sí mismo. ¿Qué futuro, qué familia y qué amigos iban a echarle en falta? No tenían nada ni nadie a quien perder, no importaban a nadie.
- Sinceramente, me importan una mierda.- y mientras escupía esas palabras, levantó la ceja como muestra de importarle todo lo más mínimo.- Todos y cada uno de ellos. ¡Qué les den! Estamos solos en esto, no hay nadie ni nada que nos vaya a echar de menos. No tenemos nada que perder. ¿Hablas de futuro? ¿Cual exactamente? Creo que de eso nos faltará allá a donde vayamos. Lo llevamos impreso en nuestro ADN, no podremos tener un futuro ni aquí ni donde vayamos, es por eso que vivimos siempre el presente. ¿A quién le importa el futuro teniendo el presente?
Y ella se sacó el cigarrillo del paquete de tabaco que siempre escondía en la parte delantera de su ropa interior. Sacó el mechero del bolsillo posterior de sus pantalones extra cortos, y se encendió el piti, mirándole a los ojos sin apartar la mirada, esperando impaciente una respuesta.
- Vale, no me hace falta nada más. ¿Nos vamos?
Se quedaron observándose en el silencio. A los cinco minutos se empiezan a reír, pensando en lo ilusos que son, que no hay posibilidad alguna de irse del mundo, sin saber que realmente podrían ser más felices allá donde fueran, pero jamás lo sabrán. Nunca fueron lo suficientemente valientes para fugarse y olvidar a aquellos que, al cabo de un tiempo, se olvidaron de ellos, para siempre.
Pero como si de una iluminación se tratase, se levantaron, se cogieron de la mano y empezaron a caminar sin rumbo, sin dirección, hacia algún lugar donde poder empezar una nueva historia, una nueva vida.
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