Miro a sus ojos y veo que no puede contener las lágrimas
Sus ojos ahora se asemejan a unos diminutos diamantes, brillantes y con un conjunto de colores que destellan. Siempre me sorprendió su manera de llorar. Es triste, pero tan bonita a la vez. La forma en que frunce el ceño cuando te mira, como un niño pequeño que busca los brazos de su madre. El modo que te observa desde la otra punta de la habitación en tu rostro lo que piensas. Esa manera tan suya de apretar los labios húmedos de lágrimas, ni muy carnosos ni muy finos, buscando mi abrazo, creyendo que en él encontrará la solución y donde lo único que encuentra es el latido de mi corazón, lento y continuo, y la respiración cuando apoya su cabeza en el vientre esperando algún tipo de aprobación en mi, tan similar al va y ven de las olas.
Y cuando, mientras sorbe por la nariz, busca en mi mirada una respuesta, le digo que todo irá bien, que no se preocupe, no hay nada sin solución, ni un mañana sin un ayer.
No hay comentarios:
Publicar un comentario